martes, 11 de noviembre de 2008

LAS ORGIAS DE ANTAÑO EN VIVO Y EN DIRECTO

De chanfle, con tres dedos.

“A LA DERECHA DE SU TELEVISOR, SEÑORA”

Muchas y variadas causas han hecho que estas dos realidades sean muy diferentes y, por ende, generen entre nosotros consecuencias de igual tenor. Al principio, la concurrencia a cafés, bares, confiterías y restoranes a mirar partidos por tevé en ByN, a mediados del siglo pasado, obedecía a netas causas debidas a la estratificación social reinante. El aparato era un artículo de lujo, muy caro, lejos del poder adquisitivo incluso hasta de la clase media. La llegada del cable va a sorprender a una Argentina en la que potencialmente no hay hogar sin por lo menos un aparato de tevé, incluyendo a los llamados barrios carenciados, que cuando mucho comparten uno. Argentina pasó a ser el tercer país en el mundo con instalación de cable y por lo tanto la avidez capitalista, de no matar la gallina de los huevos de oro, cuando implantó los llamados codificados, es decir, para nada casualmente un tarifa aparte para ver los condicionados con pornografía, en el mismo lecho iban los partidos más importantes de cada jornada, en vivo y en directo, lo que vino a ocurrir en un momento de derrumbe del poder adquisitivo de los sectores medios, ni qué hablar de los que están en las últimos subusuelos. Si a esto se agrega el fenómeno masivo de los colgados clandestinamente en los barrios más carenciados, algo imposible de cuantificar, más las truchadas de la pudorosa clase media donde uno paga abono y un técnico amigo, con una mecha de vidia, agujerea los tabiques de hojaldre que son las paredes de los departamento modernos y se conectan todas las extensiones que se quieren, práctica que está en aumento de tipo cariocinético con las bandas anchas por cable módem de Internet, nos encontramos con un panorama cada vez más vasto como digno de atención, a la vez que imposible mínimamente de mensurar.

Aquí, donde para variar todo es confusión, inclusive con tómbolas estadísticas descerrajadas con aire científico, es donde están sucediendo de manera clara, tangible, tanto la hinchada virtual como las muertes remotas o muertes virtuales, a pesar que éstas ya habían hecho su aparición solitaria con motivo de los festejos posteriores de espectadores del acontecimiento a través del televisor. Por lo tanto, vamos a hablar de hinchada virtual a la ceremonia ritual de concurrir a los mismos lugares públicos que hace cinco décadas, también por limitaciones de tipo económico o para juntarse grupos de amigos hombres y evitar conflictos en sus respectivos hogares por el cada vez menor rechazo femenino al fútbol, y abandonar la mirada boba de aquellas épocas para adoptar una posición activa, tribunera, que incluye la concurrencia con atuendos identificatorios de su adhesión a tales o cuales colores, el festejo exorbitado de los goles propios muchas veces no en el mismo lugar del asiento, sino de pie, y llegar al colmo de levantarse e ir hasta donde están los contrarios y gritárselo en la cara, sin faltar, por supuesto, el que corona semejante coreografía con el remate del cantito respectivo: Y ahora, y ahora, / nos...

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