miércoles, 12 de noviembre de 2008

NOSOTROS versus EL RESTO DE LA NADA

La multiplicación virtual. Tanto para los deportes como para los delitos.


OTRA VEZ LO SINIESTRO

Una observación irrefutable a todas luces. Lo de la violencia propia del fútbol el autor de esta bitácora lo venía sosteniendo solitariamente desde 1982 y no es un terreno donde lo válido se asiente en primicia alguna o cosa parecida. Es o no válido, cualquiera fuese el año que fuese o quién lo dijo primero. Y también que particularmente en Argentina tuvieron su ariete, sus adelantados y vanguardia desde fines de los ’50, a las barras profesionalizadas generadas, militarizadas y protegidas desde arriba. ¿U otra cosa había querido significar el abogado del terrorista y traficante de armas sirio, radicado en España e íntimo del entorno familiar del menemismo?

A la misma hora de la noche del jueves 10 de junio del 2004, en un Monumental casi a oscuras, en una de las cabeceras una pantalla gigante de tevé, en la de enfrente la barra brava denominada Los Borrachos del Tablón, los socios vitalicios, los abonados a plateas, el público común, saludaba virtualmente la entrada del equipo con papelitos y gritos de aliento, cantitos muy sentidos y alusivos para la mitad más uno de Bolivia y Paraguay, como también para los destinos a los antepasados de las autoridades respectivas de ese adefesio mutilante, pero lo mismo durante 90’ sufrieron y putearon a más no poder como es de práctica en cualquier tribuna del mundo de lo real. Ajenos por completos a la insensibilidad del objeto al que se dirigían, pidieron el cambio de frente hacia el marcador que se proyectaba por la otra punta, ululaban por el cabezazo errado por centímetros, denigraban al DT porque se tardaba demasiado en el cambio táctico requerido y necesario. En otros términos, se dirigieron a interlocutores bastante peculiares: el Cielo y ellos mismos, sólo que intermediados por la virtualidad de una imagen retransmitida punto a punto.
Como analogías no muy elegantes para los fruncidos de siempre, en el colmo de los colmos, algo así una orgía con muñecos inflables de ambos sexos o una masturbación con guantes de látex para no correr el riesgo de un autoembarazo no programado o, en su defecto, un no deseado autocontagio riesgoso. Desde el punto de vista del fútbol como ceremonia/acontecimiento, tal como la denomina el español Vicente Verdú, le pusieron una pata ortopédica al ritualismo simbolizado de las largas marchas en busca de mejor fortuna o reencuentro con los suyos iniciado en la vieja Grecia y que supo traspasar períodos históricos, sistemas sociales y trastocamientos culturales por su pesada carga de valores tan sencillos como significativos y primarios.

No hay comentarios: