martes, 11 de noviembre de 2008

TRAS QUE ERAMOS POCOS...


LA RESURECCION DE LO REAL
No nos íbamos a quedar atrás. En una verdadera trabazón, no siempre clara de causas y azares, este virtualismo imperante recibió su touche nacional y popular con el espaldarazo de la buena fe, el espíritu deportivo y el fair play a todo trance siempre proveniente de la clase dirigente aborigen. Últimamente se ha puesto prácticamente de moda, sobre todo en los clásicos, darle cada vez menos entradas a la entidad visitante para que lleven menos gente y tengan menos aliento directo. En otros términos, gotear al mínimo un factor participante primordial que ha hecho que el fútbol fuera lo que es después de varios siglos de maduración y transformaciones. Para el encontronazo del domingo 16 de octubre del 2005, River Plate le hizo llegar a Boca Juniors solamente 4.500 populares. Ni una sola platea. Que hasta el ingeniero Mauricio Macri, por entonces titular de los bosteros, tuviera que ir a la Centenario, la segunda bandeja que da espaldas a Figueroa Alcorta, comerse más de dos horas parado y subir y bajar entre cataratas de orines. Como es más que obvio, puercamente cínico en todo caso, jamás Rafael Di Zeo & Hnos., never. Como tampoco ni soñar que capitajenos y la infantería cargaría con esa tarea de personal de servicio que es ir y hacer la cola para manotear con angustia y desesperación una mísera popular cuando ellos son hinchas caracterizados, al decir de su propia autodenominación, con gastos pagos a cualquier parte del mundo, incluso Japón. ¿Iban a comerse una fila amorfa y enquilombada, un magma inhumano, como cualquier hijo de vecino, con la plebe, sobre todo del conurbano, desde la noche anterior, durmiendo en el suelo de las veredas que rodean la Bombonera para conseguir un misérrimo acceso a la leonera por cabeza? ¿Y el plus de la reventa, que es de donde sale la tajada más gorda para los ingresos mensuales fijos acordados en largas jornadas de negociación política entre los Altos Mandos de ambas partes, es decir, Los Muchachos y la comisión de turno? Los encargados del asunto separaron las 900 correspondientes del estipendio por partido, más alguna que otra de favor para capitostes y autoridades, y a lo sumo unas 3.500, ahora sí, salieron a la democrática disposición de la turba de compradores por unas poquitas ventanillas recién el sábado 15, las que se agotaron en un suspiro y como en un eterno replay se armó un batuque de aquellos con el Operativo Especial montado justamente porque son una ceremonia ritualizada todas estas trapisondas y que los corderos de todos los colores vayan siempre, inevitablemente programados, llueve o truene, pasen hambre o se hinchen el estómago con una chatarra que llamarla fast food es una cursilería spanglish, chupen frío, birra y tetrabrick, algún porrito si no hay efectivos y perros cerca, y que se apelotonen como manadas en estampida cuando se habilita la venta y después, como corolario, estrilando rabia para tanta renovada frustración, les revienten el lomo a palos porque otra vez más, a la legión mayoritaria la cagaron inexorablemente. Las cámaras de tevé están también en vivo y en directo puntualmente para el desove oral de tanta indignación, una vocinglería donde apenas se distinguen las puteadas ceremoniales de práctica, alcanzar a pasar el avisito genocida de recordarle al odiado enemigo que no existe, y cumplir con el sacerdocio de testimoniar sin restricciones las injusticias que se cometen y que esto, algún día, se va a acabar, hasta dónde vamos a llegar, es hora que las autoridades intervengan como se debe, el público merece respeto, pasamos a estudios centrales, compañeros, volvemos en cualquier momento desde el lugar de los hechos.

Un aporte a las hinchadas virtuales de en serio, de las metrópolis, desde este creativo arrabal del orbe.

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