domingo, 9 de noviembre de 2008

BORDEANDO EL PARANA HASTA PARAGUAY

Los dos a más de 700 kms. del destino común y único.


RESONANCIAS MULTIPLICADAS

Si ya de por sí las primeras informaciones, ni bien producido el hecho, causaron conmoción en Margarita, la población más cercana, a unos 20 kms., a punto tal que un agente de guardia cubrió la distancia en su auto en sólo 5 minutos, el panorama y las evidencias que estaban a la vista, sobre todo los cuerpos jóvenes, muchos de ellos tronchados, pegaron muy duro en un paisaje rutero como ése, donde es casi tan común la sangre como el gasoil.

Aparte de los despachos por Internet y la tevé por cable, al otro día fue despachado el Tango 02 presidencial con deudos y funcionarios de educación del gobierno porteño y nacional. Después sería un Hércules de la Fuerza Aérea para traer a siete de los diez cuerpos. El tratamiento de la noticia también dio claras muestras, desde un principio, que se estaba frente a un caso excepcional, por encima de cualquier morbo y cantidad de muertos.

El juez interviniente estuvo a punto de cerrar la causa por la foja 60 debido a la muerte del evidente responsable, por haberse quedado dormido o estar alcoholizado, y la imposibilidad de penalizar muertos, encima insolvente porque se trataba de un simple asalariado. Inclusive se llevó al colmo de exhumar el cadáver y hacer otro examen para ver si el deceso no se había producido antes y el slalom terrorífico no se debía a una muerte súbita y la desesperación del acompañante por tratar de enderezar la marcha sin poder apretar el freno. Siempre todo es posible, pero eso no significa que sea probable. Ahora Usía, por los bretes de la obediencia debida en que los mete los códigos vigentes, más parecidos a anteojeras, hubo cosas que no pudo tomar en cuenta y que estuvieron presentes hasta que la vida les dijo adiós. Que estuviera en negro y otras condiciones negreras no entra en estas consideraciones de nuestros magistrados asépticos y códigos hechos a medida de los poderosos. Pero la contraofensiva de los deudos, el colegio, la profusa difusión mediática sobre una muy particular franja de la población porteña, Internet y el aderezo que comenzó con la aparición primera del rocanrolero Alberto Spinetta revirtió totalmente la situación, comenzaron movilizaciones artísticas, sitio en la red, recolección de firmas, temas musicales especiales, recitales donde se agregaron León Giecco y otros. Todo apuntando al rubro seguridad, cuando en realidad se trata de la precariedad en que vive el argentino medio, ni decir del que está por debajo del último escalón, y los voluntarios que se adhirieron al petitorio alcanzaron, en menos de dos años, a 350 mil.

Pero todo jamás dejó de apuntar a la que se podría llamar la fotografía final de la tragedia, algo casi obvio, pero solamente casi, no del todo, es decir, el semirremolque zigzagueante varios kilómetros, el conductor que se comprobaría que venía alcoholizado, un intento de advertencia a la policía que no llegó a tiempo, la evidente falta de control y Tierra de Nadie que son las rutas, salvo para cobrar peaje, tengan las manos que tengan, el aumento constante del parque automotor y de transporte, las velocidades máximas que sólo sirven para gastar plata oficial en carteles, etc., etc., pero todo sobre el choque en sí, en última instancia productor de semejante cantidad de muertes, la mayoría de chicos jóvenes.

Desde el primer momento, salvo por supuesto los noticieros de tevé, los diarios santafesinos y porteños no ocultaron la escala técnica a ver el superclásico y estibarse unas birras. Tampoco que los tripulantes del camión llevaban un teléfono celular por cualquier cosa, que ya habían usado por deterioros en la mecánica del camión, pero que ese día no utilizaran para no quedar pegados con la llamada desde lugares donde a esas horas no debían estar. En el informe mencionado de Carlos Rodríguez, la cuñada del acompañante le ratificó y amplió lo que ya se sabía escuetamente desde el día anterior de la salida a la calle del matutino: Albrecht había llamado, pero desde un locutorio, para que le avisaran a la mujer que estaban parados mirando el superclásico y se permitió la inocente humorada típica que fuera festejando a cuenta porque la joven era bostera, boquense la santafesina. Eso tiene que haber sido alrededor de las 18:00, cuando el micro con la estudiantina ya había partido hacía una hora y estaba en camino hacia el fatídico encuentro.

La llamada, certificó Rodríguez por boca de Mariela Pintos, la cuñada con teléfono de Reconquista, se repitió a las 21:00, para avisar que pegaban la vuelta porque Soto no se sentía bien (sic). El periodista apestilló si se dijo o se insinuó algo sobre la ingesta de alcohol, pero la mujer dijo que no, que solamente lo había hecho para que le dijera a la hermana y que iba a llegar un poco tarde.

Una hora después no iban a llegar nunca. Por lo menos por sus propios medios.

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