martes, 11 de noviembre de 2008

ES LO MISMO PERO DE OTRA MANERA, ¿VISTES?

Mucho más recomendable que apelar a las hojas de diarios o revistas.

¿YO? ARGENTINO HASTA LA PAUSA PUBLICITARIA, MACHO

Y, no: no parece tan extraño. El patriotismo, sobre todo el argentino, está tan expuesto a la virtualidad como todo. Máxime cuando estas expresiones chovinistas tienen esa exhuberancia emocional, itálica, efervescente, desmedida, que deja siempre toda la sensación de además de querer convencer a los otros de la magnificencia de lo sentido, somos más nosotros mismos los que tratamos de autoconvencernos que es cierto y que estamos sintiendo eso. Como la muletilla que en estos casos se ha puesto de moda, cosa de darles pasto a los psicoanalistas: “De verdad te lo digo de onda, no te estoy cameleando.”

En su gran mayoría, completando el cuadro, son de Boca y los menos se permiten el lujo de ser de River aunque hay algo que no les termina de cuajar, sobre todo por esa fama de millonarios y oligarcas. Los que por pecado de origen arrastran simpatías por clubes chicos no lo confiesan o sonríen pidiendo piedad por anticipado. En la Argentina del no llores por mí toda minoría siempre será sospechosa de anomalías de algún tipo. Lo que también merece destacarse en la conducta corporal en los festejos: todos los saltos, braceos y coreografías mínimas forman parte de la monocorde coreografía tribal de las barras bravas y con exultante placer, mientras que si la cosa deriva para lo musical, lógicamente se impone lo rítmico, fundamentalmente brasileño y tropical cumbiero, cuando no hasta algunos arrestos murgueros.

En Avenida La Plata al 2000, esquina Santander, a una cuadra de esa ignominia clavada en el alma que tiene San Lorenzo de Almagro, más conocido por el misterio de Los Gauchos de Boedo, como es el megamercado Carrrefour ocupando por los siglos de los siglos el predio del sagrado Gasómetro, una de las facciones internas eternamente opositora ha alquilado un local y habilitado una pantalla gigante con servicios de Bar/Resto muy pero muy fast, sin muchos esmeros. El precio para hacerse de una silla es de 5 dólares por asentadera y las bebidas y sánguches, ni tan frías ni tan recomendables, guardan un precio acorde. Todo es acorde. Muy difícil en las dos horas promedio que se puede estar distinguir alguna otra palabra que no sea un boludo dicho con la más increíble variedad de entonaciones y significados. Los diálogos son gritos imperativos que se superponen. Es directamente una tribuna plana.

El emplazamiento ha sido detectado por barras e hinchadas varias, particularmente la de Huracán, y el paso ocasional en micros, incluso en micros de línea, genera por lo menos cruces de insultos furiosos, desafíos y más de un piedrazo, corridas y otros rubros de práctica sin que hasta ahora haya pasado a mayores.

No hay comentarios: